"¿QUE ES HACER CONSCIENTE LO INCONSCIENTE?. VI.- Traducción a lo Consciente, un Proceso Penoso y Lento"

Después de lo enunciado se puede concluir que el Inconsciente no es posible de conocer como tal, ya que, desde su génesis, la pulsión se va transformando para acceder al sistema pre-consciente. En un primer momento, se liga a un representante y, desde ahí, empieza a utilizar mil disfraces, máscaras y ramificaciones, que se someten a las influencias del pre-consciente. La pulsión pulsa, hace todo lo posible por llevar a cabo su descarga, pero el camino para hacerlo no es fácil, se encuentra con diques, con topes que la van modificando.

Aún así, la separación entre los sistemas Consciente e Inconsciente no es precisa. Si bien no resulta posible conocer el Inconsciente en forma directa, igual éste se manifiesta y ejerce influencias sobre lo Consciente. En la vida cotidiana lo hace a través de actos fallidos, errores, por medio de los sueños, fantasías, síntomas y patrones de relación, también a través del chiste, estados regresivos y repeticiones. 

Para realizar realmente el trabajo de “hacer consciente lo inconsciente” es necesario hacerse de un lugar, en el cual se pueda recorrer el camino inverso que ya fue trazado en un primer momento: ir reconstruyendo los enlaces y conexiones de la idea patógena e ir venciendo las mismas resistencias que reprimieron el material inicial.


En el origen de la constitución psíquica, cuando una idea se va enlazando a otra y va accediendo a la conciencia, su carga energética se va ligando a ciertos representantes, pero en este proceso también va quedando una energía no-ligada, móvil, dando vueltas y presionando por su descarga. El método de asociación libre, a través de la palabra, permite que esta energía se vaya ligando a nuevas representaciones y así el Sujeto pueda ir construyendo un nuevo texto sobre sí mismo. 

Al inicio de un análisis, Freud le dice al paciente: “Una advertencia aún, antes de empezar: (...) Advertirá usted que durante su relato acudirán a su pensamiento diversas ideas que usted se inclinará a rechazar con ciertas objeciones críticas. Sentirá usted la tentación de decirse: «Esto o lo otro no tiene nada que ver con lo que estoy contando, o carece de toda importancia, o es un desatino, y, por tanto, no tengo para qué decirlo.» Pues bien: debe usted guardarse de ceder a tales críticas y decirlo a pesar de sentirse inclinado a silenciarlo, o precisamente por ello. (...) Diga usted, pues, todo lo que acude a su pensamiento. Condúzcase como un viajero que va junto a la ventanilla del vagón y describe a sus compañeros cómo el paisaje va cambiando ante sus ojos. Por último, no olvide usted nunca que ha prometido ser absolutamente sincero y no calle nunca algo porque le resulte desagradable comunicarlo”.

A partir de estas ocurrencias espontáneas y desatendidas del paciente, se van escuchando ramificaciones de elaboraciones psíquicas reprimidas y sus deformaciones. El arte de interpretación freudiano tiene que ver con "extraer el metal de ideas reprimidas, contenido en el mineral representado por las ocurrencias involuntarias". El problema es que esta "extracción" no siempre resulta fácil, ya que la traducción a lo consciente del material inconsciente se lleva a cabo contra una continua resistencia por parte del paciente. La emergencia de lo inconsciente va enlazada a sensaciones de displacer, que hacen rechazar constantemente estas elaboraciones psíquicas: mientras más intensa sea la resistencia, mayor será la deformación. 

Freud dice que se trata de un proceso penoso y lento, también dice que en este conflicto se necesita de la intervención del analista. En este aspecto, el analista no debiera esperar un relato sistemático por parte del paciente, ya que es posible que esto no suceda y que la persona tienda a relatar cada detalle una y otra vez; incluso será a partir de estas repeticiones que surgirán elementos que permitirán establecer relaciones importantes. Es probable que se produzcan lagunas de la memoria, olvidos, confusiones temporales y de las relaciones causales que hacen incomprensibles los efectos. Si se apremia al paciente a llenar estas lagunas, es posible que intente rechazar las asociaciones emergentes y sienta molestia al surgir el recuerdo buscado. Aquí Freud vincula las amnesias con la represión: "en resistencias que se oponen a la reconstrucción del recuerdo, se vislumbran fuerzas psíquicas que produjeron la represión".

Freud hace una analogía entre la técnica analítica y la fórmula artística mencionada por Leonardo da Vinci,  via di levare: La pintura, dice Leonardo, opera per via di porre, esto es, va poniendo colores donde antes no los había sobre el blanco lienzo. En cambio, la escultura procede per via di levare, quitando de la piedra la masa que encubre la superficie de la estatua en ella contenida”. La terapia analítica quiere quitar, extraer aquella masa que en-cubre, para des-cubrir al sujeto allí contenido.

El análisis puede tener efectos significativos importantes, pero no se pueden determinar previamente. Se inicia un proceso que sigue su propio camino, sin que se deba marcar una dirección ni la sucesión de puntos que irá tomando. No importa cuál sea el material de inicio, puede ser la historia, recuerdos infantiles, enfermedades, lo único que se debe hacer es dejar hablar al paciente sobre sí mismo. Dice Freud: «Antes que yo pueda indicarle nada, tengo que saber mucho sobre usted. Le ruego, por tanto, que me cuente lo que usted sepa de sí mismo.»

Suprimir amnesias, destruir represiones, vencer resistencias, hacer consciente lo inconsciente.
¿Cuál es el fin del análisis?  
- Quinto encuentro:    La Dolorosa Aventura Infantil”
- Sexto encuentro:      La Pulsión, una particularidad del Ser Humano"
Palabras Finales:       "CONCLUSIONES. Un retorno al origen"









Comentarios